martes, 23 de abril de 2013

A Margarita Debayle



Autor: Rubén Darío

Recita: Ana Gómez Sierra
Curso: 6º B

Margarita, está linda la mar,
y el viento
lleva esencia sutil de azahar;
yo siento
en el alma una alondra cantar;
tu acento.
Margarita, te voy a contar
un cuento.

"Éste era un rey que tenía
un palacio de diamantes,
una tienda hecha del día
y un rebaño de elefantes.

Un quiosco de malaquita,
un gran manto de tisú,
y una gentil princesita, tan bonita,
Margarita, tan bonita como tú.
Una tarde la princesa
vio una estrella aparecer;
la princesa era traviesa
y la quiso ir a coger.

La quería para hacerla
decorar un prendedor,
con un verso y una perla,
una pluma y una flor.

A princesas primorosas
se parecen mucho a ti
cortan lirios, cortan rosas,
cortan astros. Son así.

Pues se fue la niña bella,
bajo el cielo y sobre El mar,
a cortar la blanca estrella
que la hacía suspirar

Y siguió camino arriba,
por la luna y más allá,
mas lo malo es que ella iba
sin permisio del papá.

Cuando estuvo ya de vuelta
de los parques del Señor,
se miraba toda envuelta
en un dulce resplandor.

Y el rey dijo: "Qué te has hecho?
Te he buscado y no te hallé;
y que tienes en el pecho,
que encendido se te ve?"

La princesa no mentía.
Y asi, dijo la verdad:
"Fui a cortar la estrella mía
a la azul inmensidad".

Y el rey clama: "No te he dicho
que el azul no hay que tocar?
Qué locura! Qué capricho!
El Señor se va a enojar".

Y dice ella: "No hubo intento;
yo me fui no sé por qué.
Por las olas y en el viento
fui a la estrella y la corté".

Y el papa dice enojado:
"Un castigo has de tener:
vuelve al cielo, y lo robado
vas ahora a devolver".

La princesa se entristece
por su dulce flor de luz,
cuando entonces aparece
sonriendo el buen Jesús.

Y asi dice: "En mis campiñas
esa rosa le ofrecí;
son mis flores de las niñas
que al sonar piensan en mí".

Viste el rey ropas brillantes,
y luego hace desfilar
cuatrocientos elefantes
a la orilla de la mar.

La princesa está bella,
pues ya tiene el prendedor
en que lucen, con la estrella,
verso, perla, pluma y flor.

Margarita, esta lindá la mar,
y el viento
lleva esencia sutil de azahar:
tu aliento.

Y que lejos de mí vas a estar,
guarda, niña, un gentil pensamiento
al que un día te quiso contar
un cuento.

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