viernes, 19 de abril de 2013

Una visita de San Nicolás
(romance hispánico para niños de todas las edades)

Autor: Francisco Javier Usero Vílchez
Profesor

Víspera de Navidad
En la casa silenciosa.
Todo estaba muy quieto:
No se oía ni una cosa.
Junto a la chimenea,
Con cariño colgados,
Calcetines esperan
 A quien trae los regalos.
Los niños acostados
en sus camas reposan.
Sueñan en los turrones
Y en diez mil mariposas.
Mamá con su toquilla
Y yo con mi gabán
Nos sentamos tranquilos
 Al calor del hogar.
Y de pronto un rüido
Surgió en la madrugada
Y salté de mi silla
Para ver qué pasaba.
Y hacia la ventana
Volé como un rayo.
Descorrí las cortinas,
 Dejé caer mi sayo.
Y el claror de la luna
Brillaba sobre el campo:
Otorgaba irreal luz
A todo el manto blanco.
Cuando vi de repente
Ante mí aparecer
Un pequeño trineo
 y ocho renos con él.
Y guiando el trineo
Ligero y presuroso
Descubrí al instante
a “Santa” sudoroso.
Raudos como alcotanes
Los renos obedecían
Los silbidos y órdenes
Que Nicolás decía:
“Venga Dasher y Dancer!
¡Ahora Prancer y Vixen!
¡Tranquilos Comet, Cupid!
¡Parad Donder y Blitzen!
Y cual las secas hojas
Que en el otoño vuelan
Remontaban el cielo
 En su veloz carrera.
Y a lo alto de la casa
Vinieron a llegar,
Cargados de regalos;
Cansado, Nicolás.
Un momento después
Escuché en el tejado
Un rumor de pezuñas
Tranquilo y reposado.
Y al volver mi cabeza
Y dejar la ventana
Me sorprendió “San Nico”:
¡La chimenea bajaba!
Envuelto todo en pieles
De pies a la cabeza,
Sus ropas se veían
En cenizas envueltas.
Un saco de juguetes
A su espalda llevaba:
Parecía un buhonero
Vendiendo su quincalla.
Sus ojillos reidores,
Su cara colorada,
Sus mejillas de rosa,
La nariz encarnada.
La boca pequeñuela,
Sonriente y despejada
Y la barba en su rostro
Blanca como nevada.
En su boca una pipa
San Nicolás llevaba
Y el humo que salía
Su cabeza aureolaba.
Tenía la cara ancha
Y redonda barriga
Que al reirse bailaba:
Ora abajo , ora arriba.
Regordete y panzón,
Era como un gran duende
Y reprimí mi risa:
 ¡No quería que me oyese!
Pero miró hacia mí
Y un ojo me guiñó:
Quería hacerme saber
Que no estorbaba yo.
No dijo ni palabra.
Su menester siguió
Y llenaba las medias:
 Muy pronto terminó.
Tocando su nariz
Con el pequeño dedo
Agitó la cabeza
Y... ¡se elevó en un vuelo!
“Santa” de su trineo
Las riendas agarró:
Con un silbido dulce
El tiro obedeció.
Y mientras en el cielo
Se los veía volar,
Alcancé a oír la voz
Del noble Nicolás
Que, comprensivo y dulce,
¡Tan lleno de bondad!
Decía: “Haya paz en el mundo
 Y... ¡Feliz Navidad!”

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